3. Aristoxenes, hijo de Espíntaro, dice que era muy cuidadoso en juntar dinero; que dándolo a usura,lo recobraba con el aumento, y reservado éste,daba nuevamente el capital a ganancias. Según Demetrio Bizantino dice, Critón lo sacó del taller, y se aplicó a instruirlo, prendado de su talento y espíritu. Conociendo que la especulación de la Naturaleza noes lo que más nos importa, comenzó a tratar de la Filosofía moral, ya en las oficinas, ya en el foro; exhortando a iodos a que inquiriesen
qué mal o bien tenían en sus casas.
Muchas veces, a excesos de vehemencia en el decir, solía darse de coscorrones, y aun arrancarse los cabello, de manera que muchos reían de él y lo menospreciaban; pero él lo sufría todo con paciencia. Habiéndole uno dado un puntillón, dijo a los que se admiraban de su sufrimiento: «Pues si un asno me hubiese dado una coz, ¿había yo de citarlo ante la justicia?» Hasta aquí Demetrio.
4. No tuvo necesidad de peregrinar como otros, sino cuando así lo pidieron las guerras. Fuera de esto, siempre estuvo en un lugar mismo, disputando con sus amigos, no tanto para rebatir sus opiniones, cuanto para indagar la verdad. Dicen que, habiéndole dado a leer Eurípides un escrito de Heráclito, como le preguntase qué le parecía, respondió: «Lo que he entendido es muy bueno, y juzgo lo será también lo que no he entendido; pero necesita un nadador delio». Tenía mucho cuidado de ejercitar su cuerpo, el cual era de muy buena constitución.
5. Militó en la expedición de Anfípolis; y dada la batalla junto a Delio, libró a Jenofonte, que había caído del caballo. Huían todos los atenienses, mas él se retiraba a paso lento, mirando frecuentemente con disimulo hacia atrás, para defenderse de cualquiera que intentase acometerlo. También se halló en la expedición naval de Potidea, no pudiendo ejecutarse por tierra en aquellas circunstancias. En esta ocasión, dice estuvo toda una noche en una situación misma. Peleó valerosamente, y consiguió la victoria; pero la cedió voluntariamente a Alcibíades, a quien amaba mucho, corno dice Arístipo en el libro IV De las delicias antiguas.
Diógenes Laercio: Vida de los filósofos más ilustres. Sócrates
4. No tuvo necesidad de peregrinar como otros, sino cuando así lo pidieron las guerras. Fuera de esto, siempre estuvo en un lugar mismo, disputando con sus amigos, no tanto para rebatir sus opiniones, cuanto para indagar la verdad. Dicen que, habiéndole dado a leer Eurípides un escrito de Heráclito, como le preguntase qué le parecía, respondió: «Lo que he entendido es muy bueno, y juzgo lo será también lo que no he entendido; pero necesita un nadador delio». Tenía mucho cuidado de ejercitar su cuerpo, el cual era de muy buena constitución.
5. Militó en la expedición de Anfípolis; y dada la batalla junto a Delio, libró a Jenofonte, que había caído del caballo. Huían todos los atenienses, mas él se retiraba a paso lento, mirando frecuentemente con disimulo hacia atrás, para defenderse de cualquiera que intentase acometerlo. También se halló en la expedición naval de Potidea, no pudiendo ejecutarse por tierra en aquellas circunstancias. En esta ocasión, dice estuvo toda una noche en una situación misma. Peleó valerosamente, y consiguió la victoria; pero la cedió voluntariamente a Alcibíades, a quien amaba mucho, corno dice Arístipo en el libro IV De las delicias antiguas.
Diógenes Laercio: Vida de los filósofos más ilustres. Sócrates